miércoles, 2 de noviembre de 2011

Obras de Descartes

Obras filosóficas de Descartes

La obra cartesiana, pese a la temprana muerte de su autor, abarca una extensión considerable, si incluimos en ella la abundante correspondencia mantenida a lo largo de su vida y las obras no publicadas por él. La edición de referencia de sus obras completas es la realizada por Charles Adam y Paul Tannery de 1897 a 1909 en 11 tomos, con un suplemento añadido en 1913. El tomo 12 contiene una vida de Descartes escrita por Charles Adam. La última reedición de estas obras completas data de 1996.

A) Obras publicadas durante la vida de Descartes

1637.

"Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la Verité dans les sciences. Plus la Dioptrique, le Météores et la Géometrie, qui sont des essais de cette méthode". ("Discurso del método", seguido de la "Dióptrica", los "Meteoros" y la "Geometría"), editada en Leyden por Jean Maire.

1641.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", editada por Michel Soly en París. En esta primera edición en latín de las "Meditaciones metafísicas" se incluyen sólo las seis primeras series de objeciones y respuestas.

1642.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", segunda edición en Amsterdam, a cargo de Louis Elzevier, en las que se incluyen las séptimas objeciones y la carta al P. Dinet.

1643.

"Epistola Renati Descartes ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium", también editada por Louis Elzevier, en la que Descartes responde a un escrito denigratorio editado por Voetius.

1644.

"Renati Descartes Principia Philosophiae", primera edición de los "Principios de la filosofía", a cargo de Louis Elzevier en Amsterdam, obra dedicada a Elisabeth de Bohemia.
1644. Edición en latín del "Discurso del método", traducido por Et. de Courcelles y revisado por Descartes, con la "Dióptrica" y los "Meteoros", pero no la "Geometría", (que será editada en latín en 1649 por Schooten en traducción no revisada por Descartes.)

1647.

"Les Méditations métaphysiques de René Descartes", traducidas por el duque de Luynes son la primera edición en francés de las "Meditaciones", editadas en París por Veuve Jean Camusat y Pierre Le Petit. Se incluyen las respuestas a las primeras, segundas, terceras, cuartas y sextas objeciones, traducidas por Clerselier. Ambas traducciones fueron revisadas por Descartes
1647. "Les principes de la philosophie", primera edición en francés, en París, a cargo de Henri Le Gras. La traducción del abate Picot fue revisada por Descartes, quien añade una carta prefacio.

1649.

"Les Passions de l'âme", (más conocida entre nosotros como el "Tratado de las pasiones"), publicada por varios editores: en Holanda por Louis Elzevier y en Francia por Henri Le Gras, entre otros.

B) Obras publicadas tras la muerte de Descartes

El principal editor de Descartes es su cuñado Claude Clerselier. A la muerte de Descartes en Estocolmo el embajador de Francia Hector-Pierre Chanut se hace cargo de sus escritos, que envía a Clerselier, quien procede a editar algunas de sus obras y gran parte de su correspondencia:

1657.

"Lettres de Descartes", editadas por Charles Angot y Henri Le Gras, en París. Un segundo volumen será editado en 1659, con traducciones más o menos afortundas de su correspondencia en latín.

1664.

"L' homme de Descartes" (el Tratado del hombre) y el "Traité de la formation du foetus", ambas editadas por Charles Angot y Théodore Girard.

1667.

"Le Monde", según el texto original, editado por Michel Bobin y Nicolas Le Gras, junto a una nueva edición del Tratado del hombre .

1668.

Ediciones del "Tratado de mecánica" y del "Tratado de música", así como de nuevas entregas de la correspondencia cartesiana, a cargo de varios editores.
El resto de las obras inéditas de Descartes se publicaron esporádicamente a lo largo de los siglos XVIII y XIX, culminando en la edición de sus obras completas por Charles Adam y Paul Tannery entre los años 1897 y 1909, convertida en la obra de referencia de la bibliografía cartesiana.

PENSAMIENTOS FILOSOFICOS DE DESCARTES


  • “Tengo un cuerpo al que estoy estrechamente unido; sin embargo, puesto que por una parte tengo una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy sólo algo que piensa y no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo, es decir, mi pensamiento, por el cual soy lo que soy, es entera y verdaderamente distinto de mi cuerpo pudiendo ser y existir sin el cuerpo.” 
  • “Pienso luego existo.
  • El mayor bien que puede existir en un estado es el de tener verdaderos filósofos.
Estado
  • Los más generosos acostumbran a ser los más humildes.
Humildad
  • Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.
Preciso
  • Divide las dificultades que examines en tantas partes como sea posible, para su mejor solución.
Solución
  • No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
Mundo
  • Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.
Opinión
  • Sólo dos cosas contribuyen a avanzar; ir más aprisa que los demás, y seguir el buen camino.
Camino
  • Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.
Libros
  • La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.
Juicio
  • Con frecuencia una falsa alegría vale más que una tristeza cuya causa es verdadera.
Causa

Video de Descartes



Descartes piensa que, si dudamos es que no somos perfectos, pues hay más perfección en el conocimiento que en la duda. Si no somos perfectos, es porque tenemos una idea innata de perfección en nuestra mente que tiene que proceder de alguien más perfecto que yo, y ese tiene que ser Dios, por lo tanto Dios existe.

Ideas principales de Descartes

Descartes es un filósofo racionalista que parte de la idea de que si la razón es única, la verdad es única y habrá un único método para encontrarla.

Es necesario encontrar un método para estar seguros de que si lo seguimos llegaremos a una verdad inapelable. Para ello lleva a cabo un análisis de la razón. Ésta se presenta mediante la intuición

( ideas simples y evidentes, claras y distintas ) y la deducción que es una cadena de intuiciones. Una vez señaladas las dos formas de actuar la razón, Descartes se dispone a construir un método, que será modelo del método matemático, influenciado por Galileo. Este método propuesto consta de diferentes reglas que se deben seguir para alcanzar de manera correcta el conocimiento. La primera es la evidencia, que consiste en no admitir como verdadera cosa alguna que no reconociese con evidencia como tal; para que algo sea evidente se nos tiene que presentar de manera clara y distinta. La segunda regla es el análisis, que consiste en dividir cada una de las dificultades en tantas partes como se pueda ya que para alcanzar una certeza verdadera se debe partir de lo simple para proporcionar seguridad y evitar falsedades. La tercera, es síntesis, es decir conducir ordenadamente los pensamientos comenzando por los más simples y fáciles para ir ascendiendo hasta los más complejos; este proceso se realiza mediante la deducción, es decir, el método por el cual se procede lógicamente de lo universal a lo particular; e implica una sucesión de intuiciones; esta regla tiene una cierta influencia platónica debido a la jerarquización de ideas que realiza. La cuarta regla del método es la enumeración que consiste en realizar una revisión y recuento de las verdades obtenidas para asegurarse de que son verdad y no hay ningún error.
La duda es un mecanismo que Descartes decide emplear, de forma voluntaria, “decidí fingir” “rechazara como falso todo lo que pudiera generar la menor duda”, para poder analizar desde cero todos los conocimientos que hasta ahora tenía como ciertos, y poder así ver si existe algo realmente verdadero. Se ve inducido a emplear este método debido a la incertidumbre de los datos sensoriales “nuestros sentidos nos engañan algunas veces”, dudando de la veracidad de conocimiento que nos proporcionan nuestros sentidos; debido también a los errores de razonamiento que el hombre puede tener, cometiendo paralogismos, “existen hombres que se equivocan al razonar”, a la dificultad de distinguir el sueño de la realidad “pensamientos que tenemos estando despiertos, pueden venirnos también estando dormidos”; y debido también, por último, a la hipótesis de la existencia de un genio maligno que nos haga ver con evidencia algo que no lo es.
La duda de Descartes tiene las siguientes características: es una duda metódica, es decir, su finalidad es alcanzar la certeza, por lo tanto es diferente a la duda escéptica, que creía imposible el conocimiento. Es más, Descartes emplea esta duda para superar el escepticismo y encontrar una proposición que resista absolutamente cualquier duda imaginable. La duda es consecuencia de la primera regla del método, ya que se debe admitir como verdadero solo aquello que se presente con absoluta claridad y distinción, y por lo tanto con evidencia. Esta es una de las máximas expresiones del racionalismo ya que para esta corriente filosófica, solo se puede admitir como ciertas aquellas creencias que han sido revisadas por la razón.

Además esta duda es temporal, ya que se debe abandonar en el momento en que encontremos una proposición evidente.

Vida de Descartes

René Descartes
Tras renunciar a la vida militar, Descartes viajó por Alemania y los Países Bajos y regresó a Francia en 1622, para vender sus posesiones y asegurarse así una vida independiente; pasó una temporada en Italia (1623-1625) y se afincó luego en París, donde se relacionó con la mayoría de científicos de la época. En 1628 decidió instalarse en los Países Bajos lugar que consideró más favorable para cumplir los objetivos filosóficos y científicos que se había fijado, y residió allí hasta 1649.
Los cinco primeros años los dedicó principalmente a elaborar su propio sistema del mundo y su concepción del hombre y del cuerpo humano, que estaba a punto de completar en 1633 cuando, al tener noticia de la condena de Galileo, renunció a la publicación de su obra, que tendría lugar póstumamente.
En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes proponía una duda metódica, que sometiese a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber.
Este principio lo halló en la existencia de la propia conciencia que duda, en su famosa formulación «pienso, luego existo». Sobre la base de esta primera evidencia, pudo desandar en parte el camino de su escepticismo, hallando en Dios el garante último de la verdad de las evidencias de la razón, que se manifiestan como ideas «claras y distintas». 
El método cartesiano, que Descartes propuso para todas las ciencias y disciplinas, consiste en descomponer los problemas complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar sus elementos básicos, las ideas simples, que se presentan a la razón de un modo evidente, y proceder a partir de ellas, por síntesis, a reconstruir todo el complejo, exigiendo a cada nueva relación establecida entre ideas simples la misma evidencia de éstas.

Los ensayos científicos que seguían, ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas. Los fundamentos de su física mecanicista, que hacía de la extensión la principal propiedad de los cuerpos materiales, los situó en la metafísica que expuso en 1641, donde enunció así mismo su demostración de la existencia y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma. El mecanicismo radical de las teorías físicas de Descartes, sin embargo, determinó que fuesen superadas más adelante.

Pronto su filosofía empezó a ser conocida y comenzó a hacerse famoso, lo cual le acarreó amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. En 1649 aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia y se desplazó a Estocolmo, donde murió cinco meses después de su llegada a consecuencia de una neumonía.

Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de éste, y como el filósofo que supone el punto de ruptura definitivo con la escolástica.